16 may 2012

Los griegos y nosotros en un momento crítico

Todo el problema es que los griegos votaron “mal” y no dieron mayoría parlamentaria a los partidos favorables al rescate draconiano impuesto por la alianza de los mercados financieros con las instituciones públicas elegidas. Ahora deberán repetir la tarea y, si no cambian, la salida más o menos forzada de Grecia de la zona euro representaría no solo una crisis más brutal todavía para los griegos, sino un fracaso de la Unión Europea que pone en cuestión su existencia. Los griegos de la antigüedad fueron los creadores de la idea de democracia, los griegos de hoy tal vez
sean sus enterradores. Fueron los iniciadores de una embrionaria idea europea y ahora quizás sean su final. La única salida es que les instituciones públicas tengan un gesto salvífico de grandeza –o de supervivencia— y se nieguen a abandonar a Grecia a la voracidad de los mercados, como insinuaron ayer François Hollane y Angela Merkel. También es cierto que si los dirigentes de muchas de esas instituciones fuesen capaces de gestos de grandeza no habrían llegado donde están ni donde estamos nosotros, respectivamente.
La delicada situación griega coincide con la de España, situada al borde del abismo de la intervención, rescate o “corralito” igual que Grecia, Irlanda y Portugal por la insolvencia bancaria ligada a la burbuja inmobiliaria y todas sus derivaciones, es decir por la desconfianza de los mercados financieros internacionales en la capacidad de esos países de devolver las deudas para que ellos mantengan los colosales beneficios de siempre. La diferencia radica en que las dimensiones de la economía griega son de 10 millones de habitantes y las de España de 47 millones (y las de Italia, la siguiente en la lista, de 61 millones). Los mercados financieros han sido los causantes de la actual situación y pretenden seguir guiándola en beneficio propio. 
Puestos a agarrarse a un clavo ardiendo, la victoria de François Hollande en Francia y la del partido social-demócrata alemán SPD opuesto a la cancillera Merkel en el land más poblado de aquel país alimenta algunas esperanzas, en la perspectiva de las elecciones generales alemanas de septiembre de 2013. Para que las victorias electorales puedan reconducir la política de los mercados se precisan muchos otros cambios de mentalidad y movilización social.

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