4 ago 2015

En verano la niebla no aísla lo suficiente a Gran Bretaña del continente

El dilema psicológico de los británicos que siguen dando la mayoría electoral al Partido Conservador es que Gran Bretaña no está sola en el mundo ni es la única realidad que cuenta. El problema se agrava por tener un vecino como la República francesa, origen de casi todos los males inmorales. Es bien conocido el titular de la prensa londinense que expresaba con espontánea sinceridad: "Fog in Channel, Continent Cut Off" (Niebla en el Canal, el continente aislado). Según algunos es apócrifo, según otros fue publicado en The London Times el 22
de octubre de 1957. La idea de construir y poner en servicio un túnel submarino exprés para trenes y vehículos bajo el Canal de la Mancha solo se le podía ocurrir al país inventor del TGV y al extraviado espíritu de la Unión Europea. Con los transbordadores marítimos de Dover, que obligaban a marearse durante les horas de travesía del canal, había bastante y sobraba.
Cuando yo vivía en Bruselas y quería ahorrarme los transbordadores para ir a Londres, todavía se viajaba con un diminuto avión de hélices que atravesaba el canal desde Ostende y depositaba a los viajeros en el aeródromo más cercano a la estación ferroviaria del primer pueblito inglés del litoral, donde los vagones de época de los trenes comarcales británicos conducían Victoria Station como en carruaje de caballos. Ningún inglés tradicional tendría la ocurrencia de sentirse europeo como los del continente. Europa y el mundo entero son los demás, con la salvedad relativa de los territorios del extinto imperio británico diseminados por el mundo. La prueba es que el inglés se habla o chapurrea en todo el planeta como lengua franca universal. 
Estos días se ha vuelto a hablar de ello con acritud por los miles de inmigrantes de Afganistán, Sudán, Eritrea, Etiopía, Pakistán o Siria que se ocultan en condiciones inhumanas en los alrededores de la boca francesa del túnel, a la espera de colarse a bordo de algún camión o algún convoy ferroviario y entrar clandestinamente en Inglaterra. La aglomeración, los controles y los enfrentamientos han contribuido  a provocar largas colas de vehículos que han impedido el cómodo regreso de los ingleses de sus vacaciones. 
Los atascos circulatorios en el próspero condado de Kent han llevado a exclamar de nuevo: “¡Debería construirse un muro!”. Las autoridades y la prensa conservadoras de Gran Bretaña echan la culpa a la permisividad o ineficacia de las autoridades francesas. Las estadísticas certifican que son escasos los inmigrantes que consiguen entrar clandestinamente en Gran Bretaña a fuerza de jugarse la vida en el eurotúnel, como en la valla de Melilla, sin embargo la percepción es otra y algunas buenas almitas se cuidan de regar meticulosamente el jardín electoral de la xenofobia.

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