13 abr 2018

La muralla de Barcelona no debería ser muda como lo es

La plaza de Ramón Berenguer el Grande, liberada del estacionamiento de autocares turísticos y pavimentada de nuevo, no está presidida como podría parecer por la canija estatua ecuestre del conde que le da nombre, obra del escultor Josep Llimona cuando era todavía estudiante de la especialidad. El monumento importante es la muralla que actúa de telón de fondo. No son unas piedras viejas cualquiera, sino la razón de ser de este país, aunque se encuentre tan mal explicado in situ. Catalunya (7,5 millones de habitantes) sería como Galicia (2,8 millones) si no hubiese dispuesto durante los veinte siglos que van de los iberos y romanos hasta hoy de una destacada metrópolis portuaria y mercantil como Barcelona, en vez de una red de ciudade
s medianas de dimensiones equivalentes entre ellas como Galicia.
El preeminente papel de Barcelona a lo largo de épocas sucesivas sería impensable sin la existencia --también desde tiempos iberoromanos—de una muralla defendida activamente contra los ataques exteriores, reconstruida y reforzada con periodicidad, hasta que a mediados del siglo XIX comenzó a molestar al despliegue urbano. 
Sin esta muralla, Barcelona no habría existido en sus dimensiones líderes. Y sin esas dimensiones de su metrópoli, Catalunya tendría hoy mucho menos peso. 
La muralla de Barcelona significa por lo tanto un protagonismo histórico decisivo, no solo un asunto de arqueólogos. Los fragmentos que han subsistido como monumento merecen ser entendidos en toda su trascendencia. 
La arqueología no consiste en excavar, sino en interpretar y explicar con lenguaje de hoy lo excavado. Aquí comienza el problema que los arqueólogos no siempre resuelven. Llevan tiempo explicando poco mientras excavan a trocitos. A veces lo intentan, pero la arqueología debería ser mucho más elocuente de lo que es. La historia de la muralla es la historia de la ciudad y del país.
La presencia monumentalizada de este segmento, entre la catedral y la moderna Via Laietana, merece una preeminencia explicativa que actualmente no recibe.



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